El 26 de agosto de 2013 el presidente Danilo Medina, junto a funcionarios de alto nivel de su gobierno, asistieron al acto de inicio del proyecto enoturístico "Ocoa Bay", una iniciativa de inversionistas dominicanos y estadounidenses estimada en 167 millones de dólares que empleará entre 600 y 1,500 personas.
Localizado en la orilla norte de la Bahía de Ocoa, Azua, el proyecto se autodefine como de "turismo ecológico" que integra a las comunidades vecinas de Palmar de Ocoa, Hatillo, Las Charcas y Estebanía.
Al decir del señor Gabriel Acevedo, presidente de la empresa Ocoa Bay, el proyecto será "modelo de enoturismo, con una armoniosa combinación de agricultura y turismo".
Como para que no quede duda de lo que será la zona cuando Ocoa Bay se complete, Acevedo afirmó que "es además, el primer gran proyecto del Polo Turístico número 8, rodeado por el Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño, en uno de los emplazamientos más hermosos y llenos de historia de la costa sur, donde la majestuosa Cordillera Central toca el mar Caribe".
El proyecto, por lo que se ha dicho, representa un importante tirón para aprovechar una zona efectivamente de gran valor histórico, de una belleza singular y que necesita inversiones que fomenten el empleo, la transferencia de tecnología y la sostenibilidad ambiental.
El problema se complica cuando uno se formula la pregunta que vía Twitter hizo el dirigente político Max Puig, ex ministro de Medio Ambiente, a quien le interesa saber cómo van a convivir ese proyecto turístico con una planta de generación a carbón de 300 megavatios que está licitando la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) para construirse exactamente en la misma Bahía de Ocoa.
No se si los propietarios del proyecto vitivinícola y turístico tienen eso claro, pero con la empresa que procesa cemento en Hatillo y la generadora Monte Río Power instalada en Pueblo Viejo, hay suficientes emanaciones de polvo y gases como para no necesitar el hollín del carbón mineral que usará la nueva planta como combustible.
Tal vez no sea difícil luchar contra la mosquita blanca (Trialeurodes vaporariorum o Bemisa tabaco) en los cultivos de vitáceas pese a que históricamente el Valle de Azua es la zona de mayor afectación, pero a simple vista no es fácil entender, sin que alguien lo explique convincentemente, cómo van a interactuar dos plantas generadoras, un planta de cemento y este proyecto agro-eco-turístico.
El gobierno aun está a tiempo de hacer bien sus cálculos porque si en la Bahía de Ocoa se abre un conflicto ambiental y más al suroeste se intenta construir la carretera "San Juan-Santiago" con su secuela de destrucción en lo alto de la cordillera Central, la pregunta sería ¿dónde y de qué van a vivir dentro de pocos años los dominicanos que están ahora al oeste del río Ocoa?.
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